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El confinamiento en nuestros hogares efecto de la pandemia, según percibo en expresiones de amigos cercanos y en redes sociales, provoca sentimientos de angustia, tristeza y cansancio, por mencionar algunas. Añoramos esas actividades que realizábamos en el exterior, afuera se manifiesta como un deseo reprimido, al cual queremos rebelarnos: quiero desobedecer, quiero ir afuera, salir, transitar las calles, moverme, porque el movimiento es existencia, es conexión. ¿cuántos de estos movimientos que realizábamos simplemente respondían a exigencias exteriores (por ejemplo: trasladarse al trabajo)? ¿cuántos de todos los movimientos que realizábamos diariamente se hacían de manera automática y/o inconsciente?
Paradójicamente este movimiento de desaceleramiento que implica quedarnos en casa, puede funcionar como una herramienta, con la cual ver otros movimientos, aquellos que emergen del interior, que se manifiestan como sueños, pensamientos, deseos y; que quizá condicionan todo lo que hacemos, desde nuestra postura corporal hasta la relación con los espacios en donde estamos. Eso a lo que Artaud denominó anatomía afectiva, en la cual la manifestación, la emergencia de determinados sentimientos, da origen a determinadas expresiones o movimientos corporales.
Pensando en relación a los espacios en dónde estamos, además de solventar nuestras dependencias físicas (dormir, comer, etc.) ¿cómo nos sentimos en estos? ¿Qué pulsiones mínimas identificamos? La quietud me reconcilia con las cualidades lumínicas, atmosféricas, materiales y formales de este espacio; por lo que, al transitar a través de estas cualidades empiezo a identificar espacios dentro de otros espacios. Este simple acto de reconocimiento, otorga una cualidad de elasticidad al espacio, al pasar de una atmósfera a otra, se expande o contrae sin variar sus dimensiones físicas, más allá de su funcionalidad lo activo mientras lo observo. Todo se esta moviendo mientras me encuentro sentado. ¿Cómo serían los movimientos generados por ese estar sentado simplemente sintiendo? )( es una propuesta en este sentido, que pone en juego algunos opuestos: quietud/movimiento, adentro/afuera, espacio/cuerpo. Con la cual experimento el cuerpo como esta intersección entre la experiencia de estar en un lugar y la conciencia de uno mismo. Consiste en una serie de dibujos tomados de aristas e intersecciones geométricas identificadas en espacios de mi casa, el resultado son unas simples agrupaciones compuestas por líneas rectas, estás funcionan como una especie de alfabeto que será interpretado por movimientos corporales. Las 40 posturas resultantes se activarán al pasar de una a otra lo más lento posible. Se llevará a cabo en la azotea como analogía de una proyección de lo interno hacia fuera. En el video que documenta la activación conviven el tiempo lento de la introspección y los movimientos corporales, con la precipitación exterior representada por el sonido constante de aviones que pasan.